El Libro de Daniel:

El Libro de Daniel cuenta la historia de un siervo del Señor que vivió desde los últimos años del reinado de Judá, como parte de los deportados a Babilonia por Nabucodonosor.

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Disfrute la enseñanza que entrega nuestro hermano Luis Zepeda haciendo un análisis profundo del Libro de Daniel.


 Dios le Bendiga !           

                                                        


  1. Introducción


Daniel es conocido delante de los ojos de Dios por su gran integridad…. un ejemplo a seguir para nuestras vidas.


'La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, si un país peca contra mí y persiste en su infidelidad, yo levantaré mi mano contra él; haré escasear los alimentos y lo sumiré en el hambre; arrasaré a sus habitantes y a sus animales. Y si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, solo ellos se salvarían por su justicia. Lo afirmo yo, el Señor y Dios. '


Ezequiel 14:12-14

https://www.bible.com/es/bible/128/EZK.14.12-14


  1. Daniel 1: 01-09

1En el año tercero del reinado del rey Joacim de Judá, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino a Jerusalén y la sitió. 2El Señor permitió que Joacim cayera en manos de Nabucodonosor. Junto con él, cayeron en sus manos algunos de los utensilios del Templo de Dios, los cuales Nabucodonosor se llevó a Sinar y puso en el tesoro del templo de sus dioses.

3Además, el rey ordenó a Aspenaz, jefe de los oficiales de su corte, que llevara a su presencia a algunos de los israelitas pertenecientes a la familia real y a la nobleza. 4Debían ser jóvenes apuestos y sin ningún defecto físico, que tuvieran aptitudes para aprender de todo y que actuaran con sensatez; jóvenes sabios y aptos para el servicio en el palacio real, a los cuales Aspenaz debía enseñarles la lengua y la literatura de los babilonios. 5El rey les asignó raciones diarias de la comida y del vino que se servía en la mesa real. Su preparación habría de durar tres años, después de lo cual entrarían al servicio del rey.

6Entre estos jóvenes se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de Judá, 7y a los cuales el oficial en jefe les cambió el nombre: a Daniel lo llamó Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abednego.

8Pero Daniel decidió no contaminarse con la comida y el vino del rey, así que pidió permiso al oficial en jefe para no contaminarse. 9Y Dios había hecho que se ganara el afecto y la simpatía del oficial en jefe.

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Daniel no quizo comer de la comida del Rey, porque quizo mantenerse puro.




  1. Daniel 01:09-21

10A pesar de eso dijo a Daniel: «Tengo miedo de mi señor el rey, pues fue él quien les asignó la comida y el vino. ¿Qué pasa si los ve más delgados y demacrados que los otros jóvenes de sus edades? Entonces el rey por culpa de ustedes me cortará la cabeza».

11Entonces Daniel habló con el guardia que el oficial en jefe había designado sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 12«Por favor, haz con tus siervos una prueba de diez días. Danos de comer solo verduras y de beber solo agua. 13Pasado ese tiempo, compara nuestro semblante con el de los jóvenes que se alimentan con la comida real, y procede a tratarnos de acuerdo con lo que veas en nosotros».

14El guardia aceptó la propuesta y los sometió a una prueba de diez días. 15Al cumplirse el plazo, estos jóvenes se veían más sanos y mejor alimentados que cualquiera de los que participaban de la comida real. 16Así que el guardia les retiró la comida y el vino del rey, en su lugar siguió alimentándolos con verduras.

17A estos cuatro jóvenes Dios los dotó de sabiduría e inteligencia para entender toda clase de literatura y ciencia. Además, Daniel podía entender toda visión y todo sueño.

18Cumplido el plazo fijado por el rey Nabucodonosor, y conforme a sus instrucciones, el oficial en jefe los llevó ante su presencia. 19Luego de hablar el rey con Daniel, Ananías, Misael y Azarías, no encontró a nadie que los igualara, de modo que los cuatro entraron a su servicio. 20El rey los interrogó y, en todos los temas que requerían de sabiduría y discernimiento, los halló diez veces más inteligentes que todos los magos y hechiceros de su reino.

21Fue así como Daniel se quedó en Babilonia hasta el primer año del rey Ciro.

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  1. Daniel 2: 01-23

1En el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo varios sueños que lo perturbaban y no lo dejaban dormir. 2Mandó entonces que se reunieran los magos, hechiceros, adivinos y astrólogos de su reino para que le dijeran lo que había soñado. Una vez reunidos, y ya en presencia del rey, 3este les dijo: Tuve un sueño que me perturba y quiero saber lo que significa.

4Los astrólogos respondieron en arameo: ¡Que viva el rey por siempre! Cuente el sueño a sus siervos y nos otros daremos su interpretación.

5Pero el rey respondió a los astrólogos: Mi decisión ya está tomada: Si no me dicen lo que soñé ni me dan su interpretación, ordenaré que los corten en pedazos y que sus casas sean reducidas a cenizas. 6Pero si me dicen lo que soñé y me explican su significado, yo les daré regalos, recompensas y grandes honores. Por tanto, díganme el sueño y su interpretación.

7Una vez más ellos contestaron: Cuente, oh rey, su sueño a sus siervos y nosotros lo interpretaremos.

8Pero el rey contestó:  Estoy seguro de que ustedes están tratando de ganar tiempo, porque se dan cuenta de que estoy firmemente decidido. 9Si no me dicen lo que soñé, ya saben lo que les espera. Ustedes se han puesto de acuerdo para salirme con cuestiones engañosas y malintencionadas, esperando que la situación cambie. Díganme lo que soñé y así sabré que son capaces de darme su interpretación.

10Entonces los astrólogos respondieron:  ¡No hay nadie en la tierra capaz de hacer lo que el rey pide! ¡Jamás a ningún rey se le ha ocurrido pedirle tal cosa a ningún mago, hechicero o astrólogo! 11Lo que el rey pregunta es muy difícil. Nadie puede revelarlo a no ser los dioses, pero ellos no viven entre nosotros.

12Tanto enfureció al rey la respuesta de los astrólogos que mandó ejecutar a todos los sabios de Babilonia. 13Se publicó entonces un edicto que decretaba la muerte de todos los sabios, de modo que se ordenó la búsqueda de Daniel y de sus compañeros para que fueran ejecutados.

14Cuando el comandante de la guardia real, que se llamaba Arioc, salió para ejecutar a los sabios babilonios, Daniel le habló con mucho tacto y sensatez. 15Le dijo: «¿Por qué ha emitido el rey un edicto tan violento?». Y una vez que Arioc explicó cuál era el problema, 16Daniel fue a ver al rey y pidió tiempo para poder interpretarle su sueño.

17Después volvió a su casa y contó a sus amigos Ananías, Misael y Azarías lo que sucedía. 18Y les pidió que imploraran misericordia al Dios del cielo sobre este misterio, para que él y sus amigos no fueran ejecutados con el resto de los sabios de Babilonia. 19Durante la noche, el misterio fue revelado a Daniel en visión. Entonces alabó al Dios del cielo 20y dijo:  «¡Alabado sea por siempre el nombre de Dios!  Suyos son la sabiduría y el poder. 21Él cambia los tiempos y las épocas, pone y depone reyes.  A los sabios da sabiduría y a los inteligentes, discernimiento. 22Él revela lo profundo y lo escondido, y sabe lo que se oculta en las sombras.  ¡En él habita la luz!  23A ti, Dios de mis antepasados, te alabo y te doy gracias.  Me has dado sabiduría y poder; me has dado a conocer lo que te pedimos.  ¡Nos has dado a conocer el sueño del rey!».

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  1. Daniel 2: 24-49

24Entonces Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey había dado la orden de ejecutar a los sabios de Babilonia y dijo: "No mates a los sabios babilonios. Llévame ante el rey y le interpretaré el sueño que tuvo. 25Inmediatamente Arioc condujo a Daniel a la presencia del rey y dijo: He hallado un hombre, entre los exiliados de Judá, que puede decir al rey lo que significa su sueño26El rey preguntó a Daniel, a quien los babilonios habían puesto por nombre Beltsasar: ¿Puedes decirme lo que vi en mi sueño y darme su interpretación?  27A esto Daniel respondió: No hay ningún sabio ni hechicero, ni mago o adivino, que pueda explicar al rey el misterio sobre el cual preguntó. 28Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios. Él mostró al rey Nabucodonosor lo que sucederá en los días venideros. Estos son el sueño y las visiones que pasaron por su mente mientras dormía en su cama:  29»Cuando estaba en su cama, los pensamientos de Su Majestad se dirigieron a las cosas por venir y el que revela los misterios le mostró lo que está por suceder. 30Por lo que a mí toca, este misterio me ha sido revelado, no porque yo sea más sabio que el resto de la humanidad, sino para que Su Majestad llegue a conocer su interpretación y entienda lo que pasaba por su mente. 31»En su sueño, Su Majestad veía una estatua enorme, de tamaño impresionante y de aspecto asombroso. 32La cabeza de la estatua era de oro puro, el pecho y los brazos eran de plata, el vientre y los muslos eran de bronce, 33y las piernas eran de hierro, lo mismo que la mitad de los pies, en tanto que la otra mitad era de barro cocido. 34De pronto, mientras usted contemplaba la estatua, una roca fue cortada, pero no por manos humanas. Esta golpeó e hizo pedazos los pies de hierro y barro de la estatua. 35Con ellos se hicieron añicos el hierro y el barro, junto con el bronce, la plata y el oro, que se volvieron como paja en la era del verano. El viento los barrió sin dejar rastro. Pero la roca que golpeó la estatua se convirtió en una montaña enorme que llenó toda la tierra. 36»Este fue el sueño y ahora lo interpretaremos al rey. 37Su Majestad es rey entre los reyes; el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la majestad y la gloria. 38Además, ha puesto en sus manos a la humanidad entera, a las bestias del campo y a las aves del cielo. No importa dónde vivan, Dios lo hizo el gobernante de todos ellos. Usted es la cabeza de oro.  39»Después surgirá otro reino inferior al suyo. Luego vendrá un tercer reino, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra. 40Finalmente, vendrá un cuarto reino, sólido como el hierro. Y así como el hierro todo lo rompe, destroza y pulveriza, este cuarto reino hará polvo a los otros reinos. 41Usted veía que los pies y los dedos de la estatua eran mitad hierro y mitad barro cocido, pues será un reino dividido. Sin embargo, tendrá aún la fuerza del hierro, aunque haya visto hierro mezclado con barro. 42Y como los dedos de los pies eran mitad hierro y mitad barro, este reino será parcialmente fuerte y parcialmente débil. 43Y como el hierro mezclado con barro, así el pueblo será una mezcla y no permanecerá unido, como tampoco se unen el hierro y el barro.  44»En los días de estos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos. 45Este es el significado de la roca que fue cortada de la montaña no por manos humanas, que hizo añicos al hierro, al bronce, al barro, a la plata y al oro.  »El gran Dios ha mostrado a Su Majestad lo que tendrá lugar en el futuro. El sueño es verdadero y esta interpretación, digna de confianza».  46Al oír esto, el rey Nabucodonosor se postró ante Daniel y lo honró; ordenó que se le presentara una ofrenda e incienso 47y dijo: ¡Tu Dios es el Dios de dioses y el Soberano de los reyes! ¡Tu Dios revela todos los misterios, pues fuiste capaz de revelarme este sueño misterioso!  48Luego el rey puso a Daniel en un puesto prominente y lo colmó de regalos; lo nombró gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe de todos sus sabios. 49Además, a solicitud de Daniel, el rey nombró a Sadrac, Mesac y Abednego administradores de la provincia de Babilonia. Daniel, por su parte, permaneció en la corte real.





  1. Daniel 3: 01-15

1El rey Nabucodonosor mandó hacer una estatua de oro, de sesenta codos de alto por seis codos de ancho, y mandó que la colocaran en los llanos de Dura, en la provincia de Babilonia. 2Luego, ordenó a los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y demás oficiales de las provincias que asistieran a la dedicación de la estatua que había mandado erigir. 3Para celebrar tal dedicación, los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y demás oficiales de las provincias se reunieron ante la estatua que el rey Nabucodonosor había ordenado erigir.

4Entonces el heraldo proclamó a voz en cuello: «A ustedes, pueblos, naciones y gente de toda lengua, se les ordena lo siguiente: 5Tan pronto como escuchen el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música, deberán inclinarse y adorar la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha mandado erigir. 6Todo el que no se incline ante ella ni la adore será arrojado de inmediato a un horno en llamas».

7Ante tal amenaza, tan pronto como se escuchó la música de todos esos instrumentos musicales, todos los pueblos y naciones, y gente de toda lengua, se inclinaron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había mandado erigir. 8Pero algunos astrólogos se presentaron ante el rey y acusaron a los judíos:

9—¡Que viva el rey por siempre! —dijeron al rey Nabucodonosor—. 10Su Majestad ha emitido un decreto ordenando que todo el que oiga el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música se incline ante la estatua de oro y la adore. 11También ha ordenado que todo el que no se incline ante la estatua ni la adore sea arrojado a un horno en llamas. 12Pero hay algunos judíos, a quienes ha puesto al frente de la provincia de Babilonia, que no acatan sus órdenes, Su Majestad. No adoran a los dioses de Su Majestad ni a la estatua de oro que mandó erigir. Se trata de Sadrac, Mesac y Abednego.

13Lleno de ira, Nabucodonosor los mandó llamar. Cuando los jóvenes se presentaron ante el rey, 14Nabucodonosor dijo:

—Ustedes tres, ¿es verdad que no honran a mis dioses ni adoran la estatua de oro que he mandado erigir? 15En cuanto escuchen el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música, más les vale que se inclinen ante la estatua que he mandado hacer y la adoren. De lo contrario, serán lanzados de inmediato a un horno en llamas. ¿Y qué dios podrá librarlos de mis manos?

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  1. Daniel 3: 16-30

16Sadrac, Mesac y Abednego respondieron:

—Rey Nabucodonosor, no hace falta que nos defendamos ante usted. 17Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. 18Pero incluso si no lo hace, queremos que sepa, Su Majestad, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua que usted ha erigido.

19Ante la respuesta de Sadrac, Mesac y Abednego, Nabucodonosor se puso muy furioso y cambió su actitud hacia ellos. Mandó entonces que se calentara el horno siete veces más de lo normal, 20y que algunos de los soldados más fuertes de su ejército ataran a los tres jóvenes y los arrojaran al horno en llamas. 21Fue así como los arrojaron al horno con sus mantos, sandalias, turbantes y todo, es decir, tal y como estaban vestidos. 22Tan apremiante fue la orden del rey, y tan caliente estaba el horno, que las llamas alcanzaron y mataron a los soldados que arrojaron a Sadrac, Mesac y Abednego, 23los cuales, atados de pies y manos, cayeron dentro del horno en llamas.

24En ese momento, Nabucodonosor se puso de pie y preguntó sorprendido a sus consejeros:

—¿Acaso no eran tres los hombres que atamos y arrojamos al fuego?

—Así es, Su Majestad —respondieron.

25—¡Pues miren! —exclamó—. Allí en el fuego veo a cuatro hombres, sin ataduras y sin daño alguno, ¡y el cuarto tiene la apariencia de un hijo de los dioses!

26Dicho esto, Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno en llamas y gritó:

—Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios Altísimo, ¡salgan de allí y vengan acá!

Cuando los tres jóvenes salieron del horno, 27los sátrapas, prefectos, gobernadores y consejeros reales se arremolinaron en torno a ellos y vieron que el fuego no les había causado ningún daño, y que ni uno solo de sus cabellos se había chamuscado; es más, su ropa no estaba quemada ¡y ni siquiera olía a humo!

28Entonces exclamó Nabucodonosor: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo. 29Por tanto, yo decreto que se descuartice a cualquiera que hable en contra del Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, y que su casa sea reducida a cenizas, sin importar la nación a que pertenezca o la lengua que hable. ¡No hay otro dios que pueda salvar de esta manera!».

30Después de eso el rey promovió a Sadrac, Mesac y Abednego a un alto puesto en la provincia de Babilonia.

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  1. Daniel 4: 01-18

1El rey Nabucodonosor, a todos los pueblos y naciones que habitan en este mundo y a toda lengua:  ¡Paz y prosperidad!

2Me es grato darles a conocer las señales y maravillas que el Dios Altísimo ha realizado en mi favor. 3¡Cuán grandes son sus señales!  ¡Cuán portentosas son sus maravillas!  Su reino es un reino eterno;  su soberanía permanece de generación en generación.  4Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa, próspero en mi palacio, 5cuando tuve un sueño que me infundió miedo. Recostado en mi lecho, las imágenes y visiones que pasaron por mi mente me llenaron de terror. 6Ordené entonces que vinieran a mi presencia todos los sabios de Babilonia para que me interpretaran el sueño. 7Cuando llegaron los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos, les conté mi sueño, pero no me lo pudieron interpretar. 8Finalmente Daniel, que en honor a mi dios también se llama Beltsasar, se presentó ante mí y le conté mi sueño, pues en él reposa el espíritu de los santos dioses.

9Yo le dije: «Beltsasar, jefe de los magos, yo sé que en ti reposa el espíritu de los santos dioses, y que no hay para ti ningún misterio difícil de resolver. Te voy a contar mi sueño y quiero que me digas lo que significa. 10Mientras reposaba en mi lecho tuve esta visión: Veía ante mí un árbol de altura impresionante, plantado en medio de la tierra. 11El árbol creció, se hizo fuerte y su copa tocaba el cielo; ¡hasta podía verse desde cualquier punto de la tierra! 12Tenía un hermoso follaje y abundantes frutos. Todo el mundo hallaba en él su alimento. Aun las bestias salvajes venían a refugiarse bajo su sombra y en sus ramas anidaban las aves del cielo; de él se alimentaban todas las criaturas.

13»En la visión que tuve mientras reposaba en mi lecho, vi ante mí a un mensajero santo que descendía del cielo 14y que a voz en cuello me gritaba: “Derriben el árbol y córtenle las ramas; arránquenle las hojas y esparzan los frutos. Hagan que las bestias huyan de su sombra y que las aves abandonen sus nidos. 15Pero dejen enterrados el tronco y las raíces; sujétenlos con hierro y bronce entre la hierba del campo.

»”Dejen que se empape con el rocío del cielo, y que habite con los animales y entre las plantas de la tierra. 16Dejen que su mente humana se trastorne y se vuelva como la de un animal, hasta que hayan transcurrido siete años.

17»”Este es el decreto de los santos mensajeros que han anunciado el veredicto: Que todos los vivientes reconozcan que el Altísimo es el soberano de todos los reinos humanos y que se los entrega a quien él quiere; hasta pone sobre ellos al más humilde de los hombres”.

18»Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, tuve. Ahora tú, Beltsasar, dime qué es lo que significa, ya que ninguno de los sabios de mi reino me lo pudo interpretar. ¡Pero tú sí puedes hacerlo, porque en ti reposa el espíritu de los santos dioses!».

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  1. Daniel 4: 19-37

19Daniel, conocido también como Beltsasar, se quedó desconcertado por algún tiempo y aterrorizado por sus propios pensamientos; por eso el rey le dijo: «Beltsasar, no te dejes alarmar por este sueño y su significado».

A esto Daniel respondió: «¡Mi señor, ojalá que el sueño y su significado tengan que ver con sus adversarios y enemigos! 20El árbol que veía crecer y fortalecerse, cuya copa tocaba el cielo y podía verse desde cualquier punto de la tierra, 21que tenía un hermoso follaje y daba abundantes frutos que alimentaban a todos, a cuya sombra se refugiaban las bestias salvajes y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22ese árbol es Su Majestad. Usted se ha hecho fuerte y poderoso, su grandeza ha alcanzado el cielo y su dominio se extiende a los lugares más remotos de la tierra.

23»Su Majestad veía que del cielo bajaba un mensajero santo, el cual le ordenaba derribar el árbol, destruirlo y dejarlo enterrado para que se empapara con el rocío del cielo, aunque tenía que sujetar con hierro y bronce el tronco y las raíces. De esta manera, viviría como las bestias del campo hasta que transcurrieran siete años.

24»La interpretación del sueño, y el decreto que el Altísimo ha emitido contra Su Majestad, es como sigue: 25Usted será apartado de la gente y habitará entre las bestias del campo; comerá pasto como el ganado, y se empapará con el rocío del cielo. Siete años pasarán hasta que usted reconozca que el Altísimo es el Soberano de todos los reinos del mundo y que se los entrega a quien él quiere. 26La orden de dejar el tocón y las raíces del árbol quiere decir que su reino le será devuelto, cuando haya reconocido que el verdadero reino es el del cielo. 27Por tanto, yo ruego a Su Majestad aceptar el consejo que le voy a dar: Renuncie usted a sus pecados y actúe con justicia; renuncie a su maldad y sea bondadoso con los oprimidos. Tal vez su prosperidad pueda continuar».

El cumplimiento del sueño

28En efecto, todo esto sucedió al rey Nabucodonosor. 29Doce meses después, mientras daba un paseo por la terraza del palacio real de Babilonia, 30exclamó: «¿No es esta la gran Babilonia que he construido como capital del reino, con mi enorme poder y para la gloria de mi majestad?».

31No había terminado de hablar cuando se escuchó una voz que desde el cielo decía:

«Este es el decreto en cuanto a ti, rey Nabucodonosor. Tu autoridad real se te ha quitado. 32Serás apartado de la gente y vivirás entre las bestias del campo; comerás pasto como el ganado. Siete años transcurrirán hasta que reconozcas que el Altísimo es el que domina sobre todos los reinos del mundo y que se los entrega a quien él quiere».

33Y al instante se cumplió lo anunciado a Nabucodonosor. Lo separaron de la gente y comió pasto como el ganado. Su cuerpo se empapó con el rocío del cielo; hasta el pelo le creció como plumas y las uñas como garras de águila.

34Pasado ese tiempo yo, Nabucodonosor, elevé los ojos al cielo y recobré el juicio. Entonces alabé al Altísimo; honré y glorifiqué al que vive para siempre:

Su dominio es eterno; su reino permanece para siempre. 35Ninguno de los pueblos de la tierra merece ser tomado en cuenta.  Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra.  No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos.

36Recobré el juicio, y al momento me fueron devueltos la honra, el esplendor y la gloria de mi reino. Mis consejeros y cortesanos vinieron a buscarme, y me fue devuelto el trono. ¡Llegué a ser más poderoso que antes! 37Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia; además, es capaz de humillar a los soberbios.

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  1. Daniel 5: 01-09

1El rey Belsasar ofreció un gran banquete a mil miembros de la nobleza y bebió vino con ellos. 2Mientras bebía, Belsasar mandó que trajeran las copas de oro y de plata que Nabucodonosor, su padre, había tomado del Templo de Jerusalén, para que también bebieran sus nobles junto con sus esposas y concubinas. 3Entonces le llevaron las copas, y en ellas bebieron el rey y sus nobles, junto con sus esposas y concubinas. 4Bebían vino y alababan a los dioses de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra.

5En ese momento, en la sala del palacio apareció una mano que, a la luz de las lámparas, escribía con el dedo sobre la parte blanca de la pared. Mientras el rey observaba la mano que escribía, 6el rostro le palideció del susto, las rodillas comenzaron a temblarle y apenas podía sostenerse. 7Entonces mandó que vinieran los hechiceros, astrólogos y adivinos para decir a estos sabios babilonios:

—Al que lea lo que allí está escrito y me diga lo que significa, lo vestiré de color púrpura, le pondré una cadena de oro en el cuello y lo nombraré tercer gobernante del reino.

8Todos los sabios del reino se presentaron, pero no pudieron leer lo escrito ni decirle al rey lo que significaba. 9Esto hizo que el rey Belsasar se asustara y palideciera más todavía. Los nobles, por su parte, se hallaban confundidos.

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  1. Daniel 5: 10-31

10Al oír el alboroto que hacían el rey y sus nobles, la reina misma entró en la sala del banquete y exclamó:

—¡Que viva Su Majestad por siempre! ¡Y no se alarme ni se ponga pálido! 11En su reino, hay un hombre en quien reposa el espíritu de los dioses santos. En tiempo de su padre se descubrió que tenía percepción, inteligencia y sabiduría, semejante a la de los dioses. Su padre, el rey Nabucodonosor, lo nombró jefe de los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos. 12Y es que ese hombre, a quien el rey llamó Beltsasar, tiene una inteligencia extraordinaria, conocimiento, entendimiento y capacidad para interpretar sueños, explicar misterios y resolver problemas difíciles. Llame usted a ese hombre y él le dirá lo que significa ese escrito.

13Daniel fue llevado a la presencia del rey y este preguntó:

—¿Así que tú eres Daniel, uno de los exiliados que mi padre trajo de Judá? 14Me han contado que en ti reposa el espíritu de los dioses y que posees iluminación, inteligencia y una sabiduría extraordinaria. 15Los sabios y hechiceros se presentaron ante mí para leer esta escritura y decirme lo que significa, pero no pudieron descifrarla. 16Según me han dicho, tú puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Si logras leer e interpretar lo que allí está escrito, te vestiré de color púrpura, te pondré una cadena de oro en el cuello y te nombraré tercer gobernante del reino.

17—Usted puede quedarse con sus regalos o dárselos a otro —respondió Daniel al rey—. Yo voy a leerle a Su Majestad lo que dice en la pared y le explicaré lo que significa.

18»Su Majestad, el Dios Altísimo dio al rey Nabucodonosor, su padre, grandeza, gloria, majestad y esplendor. 19Gracias a la autoridad que Dios le dio, ante él temblaban de miedo todos los pueblos, naciones y gente de toda lengua. A quien él quería matar, lo mandaba matar; a quien quería perdonar, lo perdonaba; si quería promover a alguien, lo promovía; y, si quería humillarlo, lo humillaba. 20Pero cuando su corazón se volvió arrogante por causa del orgullo, se le arrebató el trono real y se le despojó de su gloria. 21Fue apartado de la gente y recibió la mente de un animal. Vivió entre los asnos salvajes y se alimentó con pasto como el ganado. El rocío del cielo empapaba su cuerpo. Todo esto le sucedió hasta que reconoció que el Dios Altísimo es Soberano sobre todos los reinos del mundo, y que se los entrega a quien él quiere.

22»Pero usted, Belsasar, siendo su hijo, no se humilló a pesar de saber todo esto. 23Por el contrario, se ha opuesto al Señor del cielo mandando traer de su Templo las copas para que beban en ellas usted y sus nobles, sus esposas y concubinas. Usted glorificó a los dioses de oro, plata, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír ni entender. Pero no glorificó al Dios en cuyas manos se encuentran su vida y todos sus caminos. 24Por eso Dios ha enviado esa mano a escribir 25lo que allí aparece:  mene, mene, téquel, parsin.

26»Pues bien, esto es lo que significan esas palabras: »Mene: Dios ha contado los días de su reino y les ha puesto un límite. 27»Téquel: Ha sido puesto en la balanza y no pesa lo que debería pesar. 28»Peres: Su reino se ha dividido y entregado a medos y persas».

29Entonces Belsasar ordenó que se vistiera a Daniel de color púrpura, que se le pusiera una cadena de oro en el cuello y que se le nombrara tercer gobernante del reino. 30Esa misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los babilonios, 31y Darío el meda se apoderó del reino cuando tenía sesenta y dos años.


Quién es Darío El Meda a quien se refieren en Daniel 5:31 ??


Darío El meda, sería el General que entró a Babilonia ese día quien era enviado por el Rey Persa (Ciro II El Grande (hijo de Cambises I de la Dinastía Aqueménida).   Para saber más… pinche AQUI

Darío El Meda (refiriéndose a Gobrías [Ugbaru] el General de Ciro quien conquistó Babilonia) aparece en los siguientes citas bíblicas:

(1) Daniel 5: 31                      (2) Daniel 6: 01.                  (3) Daniel 6: 06        

(4) Daniel 6: 09                      (5) Daniel 6: 25                   (6) Daniel 6: 28

(7) Daniel 9: 01                      (8) Daniel 11: 01



El antiguo historiador griego Heródoto relata que el Rey Persa Ciro conquistó a Babilonia al desviar el flujo del Éufrates hacia un pantano cercano. Esto bajó el nivel del río para que sus tropas marcharan bajo el agua y bajo las puertas del río. Aun así no hubieran sido capaces de entrar si no se hubieran dejado inexplicablemente abiertas las puertas de bronce de la muralla interna. Esto era exactamente lo que Dios predijo en Isa_44:28; Isa_45:1-7 y Jer_51:57-58. Dios abrió las puertas de la ciudad de Babilonia para Ciro, y lo escribió 200 años antes de que sucediera. 

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  1. Daniel 6: 01-11

1Le pareció bien a Darío nombrar ciento veinte sátrapas que gobernaran todo el reino 2y tres administradores, uno de los cuales era Daniel. Estos sátrapas eran responsables ante los administradores, a fin de que los intereses del rey no se vieran afectados. 3Y tanto se distinguió Daniel entre los administradores y los sátrapas por sus extraordinarias cualidades que el rey pensó en ponerlo al frente de todo el reino. 4Entonces los administradores y los sátrapas empezaron a buscar algún motivo para acusar a Daniel de malos manejos en los negocios del reino. Sin embargo, no pudieron encontrar corrupción en él, porque era digno de confianza y no era negligente ni corrupto. 5Por eso concluyeron: «Nunca encontraremos nada de qué acusar a Daniel, a no ser algo relacionado con la Ley de su Dios».

6Entonces esos administradores y sátrapas fueron de común acuerdo al rey y dijeron:  —¡Que viva para siempre el rey Darío! 7Nosotros los administradores reales, junto con los prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, convenimos en que Su Majestad debiera emitir y confirmar un decreto que exija que, durante los próximos treinta días, sea arrojado al foso de los leones todo el que adore a cualquier dios u hombre que no sea Su Majestad. 8Expida usted ahora ese decreto y póngalo por escrito. Así, conforme a la ley de los medos y los persas, no podrá ser revocado.  9El rey Darío expidió el decreto y lo puso por escrito.

10Cuando Daniel se enteró de la publicación del decreto, se fue a su casa y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se abrían en dirección a Jerusalén. Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar a Dios, pues tenía por costumbre orar tres veces al día.


'»Ya que no hay ser humano que no peque, si tu pueblo peca contra ti, y tú te enojas con ellos y los entregas al enemigo para que se los lleven cautivos a otro país, lejano o cercano; y si en el destierro, en el país de los conquistadores, se arrepienten, se vuelven a ti y oran diciendo: “Somos culpables, hemos pecado, hemos hecho lo malo”; y si en la tierra de sus enemigos que los tomaron cautivos se vuelven a ti de todo corazón y con toda el alma, y oran a ti y dirigen la mirada hacia la tierra que diste a sus antepasados, hacia la ciudad que has escogido y hacia el templo que he construido en honor de tu Nombre, oye tú su oración y su súplica desde el cielo donde habitas y defiende su causa. '

1 Reyes 8:46-49

https://www.bible.com/es/bible/128/1KI.8.46-49


11Cuando aquellos hombres llegaron y encontraron a Daniel orando e implorando la ayuda de Dios, 

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  1. Daniel 6: 12-28 (El Dios que Salva)

12fueron a hablar con el rey respecto al decreto real:  —¿No es verdad que usted publicó un decreto? Según entendemos, todo el que en los próximos treinta días ore a otro dios u hombre que no sea Su Majestad será arrojado al foso de los leones.  El rey contestó: —El decreto sigue en pie. Según la ley de los medos y los persas, no puede ser revocado.

13Ellos respondieron:  —Pues Daniel, que es uno de los exiliados de Judá, no toma en cuenta a Su Majestad ni el decreto que ha promulgado. ¡Continúa orando tres veces al día!  14Cuando el rey escuchó esto, se deprimió mucho y se propuso salvar a Daniel, así que durante todo el día buscó la forma de salvarlo. 15Pero aquellos hombres fueron a ver al rey y lo presionaron: —Recuerde, Su Majestad que, según la ley de los medos y los persas, ningún decreto ni edicto emitido por el rey puede ser modificado.  

16El rey dio entonces la orden y Daniel fue arrojado al foso de los leones. Allí el rey animaba a Daniel:  —¡Que tu Dios, a quien sirves continuamente, se digne salvarte!  17Trajeron entonces una piedra y con ella taparon la boca del foso. El rey lo selló con su propio anillo y con el de sus nobles para que la sentencia contra Daniel no pudiera ser cambiada. 18Luego volvió a su palacio y pasó la noche sin comer y sin divertirse, hasta el sueño se le fue.  

19Tan pronto como amaneció, se levantó y fue al foso de los leones. 20Ya cerca, lleno de ansiedad gritó:  —Daniel, siervo del Dios viviente, ¿pudo tu Dios, a quien sirves continuamente, salvarte de los leones?  21—¡Que viva el rey por siempre! —contestó Daniel—. 22Mi Dios envió a su ángel, quien cerró la boca a los leones. No me han hecho ningún daño, porque Dios bien sabe que soy inocente. ¡Tampoco he cometido nada malo contra Su Majestad!  23Sin ocultar su alegría, el rey ordenó que sacaran del foso a Daniel. Cuando lo sacaron, no se le halló un solo rasguño, pues Daniel confiaba en su Dios.

24Entonces el rey mandó traer a los que lo habían acusado y ordenó que los arrojaran al foso de los leones, junto con sus esposas y sus hijos. ¡No habían tocado el suelo cuando ya los leones habían caído sobre ellos y les habían triturado los huesos!  25Entonces, el rey Darío escribió un decreto a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra:  ¡Paz y prosperidad!  26He decretado que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel. Porque él es el Dios vivo, y permanece para siempre.  Su reino jamás será destruido,  y su dominio jamás tendrá fin.  27Él rescata y salva; hace señales y maravillas en los cielos y en la tierra.¡Ha salvado a Daniel de las garras de los leones! 28Fue así como Daniel prosperó durante los reinados de Darío y de Ciro el Persa.

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  1. Daniel 7: 1-14 (El Dios da y quita el Dominio)

1En el primer año del reinado de Belsasar en Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones mientras yacía en su lecho. Entonces puso por escrito lo más importante de su sueño. 2Daniel dijo:  «Durante la noche tuve una visión. En ella aparecía el gran mar agitado por los cuatro vientos del cielo. 3Del mar salían cuatro bestias enormes, cada una diferente de la otra. 4»La primera de ellas se parecía a un león, pero sus alas eran las de un águila. Mientras yo la observaba, le arrancaron las alas, la levantaron del suelo y la obligaron a pararse sobre sus patas traseras, como si fuera un hombre. Y se le dio un corazón humano. 5»La segunda bestia que vi se parecía a un oso. Se levantaba sobre uno de sus costados y entre sus fauces tenía tres costillas. A esta bestia se le dijo: “¡Levántate y come carne hasta que te hartes!”. 6»Ante mis propios ojos vi aparecer otra bestia, la cual se parecía a un leopardo, aunque en el lomo tenía cuatro alas, como las de un ave. Esta bestia tenía cuatro cabezas y recibió autoridad para gobernar. 7»Después de esto, en mis visiones nocturnas vi ante mí una cuarta bestia, la cual era extremadamente horrible y poseía una fuerza descomunal. Con sus grandes colmillos de hierro aplastaba y devoraba a sus víctimas, para luego pisotear los restos. Tenía diez cuernos y no se parecía en nada a las otras bestias. 8»Mientras me fijaba en los cuernos, vi surgir entre ellos otro cuerno más pequeño. Por causa de este fueron arrancados tres de los primeros. El cuerno pequeño parecía tener ojos humanos y una boca que hablaba insolencias.

Canto al Anciano

9»Mientras yo observaba esto, »se colocaron unos tronos y tomó asiento un Anciano de días. Su ropa era blanca como la nieve, y su cabello, blanco como la lana. Su trono con sus ruedas centelleaban como el fuego. 10De su presencia brotaba un torrente de fuego. Miles y millares le servían; centenares de miles estaban delante de él. Al iniciarse el juicio, los libros fueron abiertos.

11»Yo me quedé mirando por causa de las grandes insolencias que profería el cuerno. Seguí mirando hasta que a esta bestia la mataron, destrozaron y echaron al fuego ardiente. 12A las otras bestias les quitaron el poder, aunque las dejaron vivir por algún tiempo. 13»En esa visión nocturna, vi que alguien con el aspecto de un hijo de hombre venía entre las nubes del cielo. Se acercó al Anciano de días, fue llevado a su presencia 14y se le dio autoridad, poder y reino. Todos los pueblos, naciones y lenguas lo adoraron. Su dominio es eterno y no pasará; su reino jamás será destruido.

La interpretación del sueño

15»Yo, Daniel, me quedé agitado por dentro a causa de las visiones que pasaban por mi mente. 16Entonces me acerqué a uno de los que estaban allí, y le pregunté el verdadero significado de todo esto.

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  1. Daniel 7: 15-28 (El Dios da y quita el Dominio)

15»Yo, Daniel, me quedé agitado por dentro a causa de las visiones que pasaban por mi mente. 16Entonces me acerqué a uno de los que estaban allí, y le pregunté el verdadero significado de todo esto.

»Y esta fue su interpretación: 17“Las cuatro grandes bestias son cuatro reinos que se levantarán en la tierra, 18pero los santos del Altísimo recibirán el reino, y será suyo para siempre, ¡para siempre jamás!”.

19»Quise entonces saber el significado de la cuarta bestia, que era muy diferente a las demás. Era más aterradora, pues tenía colmillos de hierro y garras de bronce. Desmenuzaba a sus víctimas y las devoraba, pisoteando luego sus restos. 20Quise saber también acerca de los diez cuernos que tenía en la cabeza, y del otro cuerno que le había salido y ante el cual habían caído tres de ellos. Este cuerno se veía más impresionante que los otros, pues tenía ojos y hablaba con insolencia. 21Mientras observaba yo, este cuerno libró una guerra contra los santos y los venció. 22Entonces vino el Anciano y emitió juicio en favor de los santos del Altísimo. En ese momento los santos recibieron el reino.

23»Esta fue la explicación que me dio: “La cuarta bestia es un cuarto reino que surgirá en este mundo. Será diferente a los otros reinos; devorará toda la tierra, la aplastará y la pisoteará. 24Los diez cuernos son diez reyes que saldrán de este reino. Otro rey les sucederá, distinto a los anteriores, el cual derrocará a tres reyes. 25Hablará en contra del Altísimo y oprimirá a sus santos; tratará de cambiar las fechas importantes y también las leyes, y los santos quedarán bajo su poder por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo.

26»”El tribunal tomará asiento, se le quitará el poder y se le destruirá para siempre. 27Entonces se dará a los santos, que son el pueblo del Altísimo, la majestad y el poder y la grandeza de los reinos. Su reino será un reino eterno, y lo adorarán y obedecerán todos los gobernantes de la tierra”.

28»Aquí termina el relato. Yo, Daniel, me quedé desconcertado por tantas ideas que me pasaban por la mente, a tal grado que palideció mi rostro. Pero guardé esto para mí mismo».

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  1. Daniel 8: 01-14 (El Dios que explica y da entendimiento)

1En el tercer año del reinado de Belsasar yo, Daniel, tuve una visión, después de la que ya había tenido. 2En ella me veía en la ciudad de Susa, en la provincia de Elam, junto al río Ulay. 3Me fijé y vi ante mí un carnero con sus dos cuernos. Estaba junto al río y tenía cuernos largos. Uno de ellos era más largo y le había salido después. 4Me quedé observando cómo el carnero atacaba hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur. Ningún animal podía hacerle frente ni había tampoco quien pudiera librarse de su poder. El carnero hacía lo que quería y cada vez cobraba más fuerza.

5»Mientras reflexionaba yo al respecto, de pronto, surgió del oeste un macho cabrío, que tenía un cuerno enorme entre los ojos. Cruzó toda la tierra sin tocar siquiera el suelo. 6Luego se lanzó contra el carnero de los dos cuernos que yo había visto de pie junto al río y lo atacó furiosamente. 7Yo vi cómo se acercó enfurecido, lo golpeó y le rompió los dos cuernos. El carnero no pudo hacerle frente, pues el macho cabrío lo derribó y lo pisoteó. Nadie pudo librar al carnero del poder del macho cabrío. 8El macho cabrío cobró gran fuerza, pero en el momento de su mayor grandeza se le rompió el gran cuerno. En su lugar brotaron cuatro grandes cuernos que se alzaron contra los cuatro vientos del cielo.

9»De uno de ellos salió otro cuerno, pequeño al principio, que extendió su poder hacia el sur, hacia el este y hacia la Tierra Hermosa. 10Creció hasta alcanzar al ejército de los cielos e hizo caer a tierra algunos del ejército de las estrellas y los pisoteó. 11Y creció hasta pretender ser tan grande como el comandante del ejército del Señor. Por su causa, se eliminó el sacrificio diario y se derribó el santuario. 12Por la rebelión, le fueron entregados el ejército y el sacrificio diario; derribó la verdad, hizo cuanto quiso y en todo tuvo éxito.

13»Escuché entonces que uno de los santos hablaba y que otro le preguntaba: “¿Cuánto tiempo va a tardar lo anunciado en esta visión: el sacrificio diario, la rebeldía desoladora, la entrega del santuario y la humillación del ejército?”.

14»Y aquel santo me dijo: “Va a tardar dos mil trescientas tardes y mañanas. Después de eso, se purificará el santuario”.

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  1. Daniel 8: 15-27 (El Dios que explica y da entendimiento)

15Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. 16Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a este la visión. 17Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.

18Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie. 19Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin. 20En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, estos son los reyes de Media y de Persia. 21El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero. 22Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él. 23Y al fin del reinado de estos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. 24Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. 25Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana. 26La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días.

27Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía. el tercer año del reinado de Belsasar yo, Daniel, tuve una visión, después de la que

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  1. Daniel 9: 1-19 (El Dios que Oye y responde la Oración)

1Y 1En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, 2en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.

3Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. 4Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; 5hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. 6No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. 7Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. 8Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. 9De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado, 10y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. 11Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos. 12Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. 13Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. 14Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz. 15Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente. 16Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro. 17Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. 18Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. 19Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.

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  1. Daniel 9: 20-27 (El Dios que Oye y responde la Oración)

20Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; 21aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. 22Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. 23Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.

24Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

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  1. Daniel 10: 1-12 (El Dios que Levanta y Fortalece)

1En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.

2En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. 3No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas. 4Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. 5Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 6Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. 7Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. 8Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. 9Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra.

10Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 11Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. 12Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.  

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  1. Daniel 10: 13-14 (El Dios que Levanta y Fortalece) Especial de Jerarquía de los seres espirituales

13Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. 14He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.

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  1. Daniel 10: 15-21 (El Dios que Levanta y Fortalece)

15Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. 16Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. 17¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.

18Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, 19y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. 20Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. 21Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.

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  1. Daniel 11: 1-21 (El Dios que está en Control de Los Tiempos y Los Reinos)

11Y yo mismo, en el año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo.

Los reyes del norte y del sur

2Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia. 3Se levantará luego un rey valiente, el cual dominará con gran poder y hará su voluntad. 4Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó; porque su reino será arrancado, y será para otros fuera de ellos.

5Y se hará fuerte el rey del sur; mas uno de sus príncipes será más fuerte que él, y se hará poderoso; su dominio será grande. 6Al cabo de años harán alianza, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la paz. Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo, ni permanecerá él, ni su brazo; porque será entregada ella y los que la habían traído, asimismo su hijo, y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo.

7Pero un renuevo de sus raíces se levantará sobre su trono, y vendrá con ejército contra el rey del norte, y entrará en la fortaleza, y hará en ellos a su arbitrio, y predominará. 8Y aun a los dioses de ellos, sus imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos a Egipto; y por años se mantendrá él contra el rey del norte. 9Así entrará en el reino el rey del sur, y volverá a su tierra.

10Mas los hijos de aquel se airarán, y reunirán multitud de grandes ejércitos; y vendrá apresuradamente e inundará, y pasará adelante; luego volverá y llevará la guerra hasta su fortaleza. 11Por lo cual se enfurecerá el rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte; y pondrá en campaña multitud grande, y toda aquella multitud será entregada en su mano. 12Y al llevarse él la multitud, se elevará su corazón, y derribará a muchos millares; mas no prevalecerá. 13Y el rey del norte volverá a poner en campaña una multitud mayor que la primera, y al cabo de algunos años vendrá apresuradamente con gran ejército y con muchas riquezas.

14En aquellos tiempos se levantarán muchos contra el rey del sur; y hombres turbulentos de tu pueblo se levantarán para cumplir la visión, pero ellos caerán. 15Vendrá, pues, el rey del norte, y levantará baluartes, y tomará la ciudad fuerte; y las fuerzas del sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas, porque no habrá fuerzas para resistir. 16Y el que vendrá contra él hará su voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y estará en la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder. 17Afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino; y hará con aquel convenios, y le dará una hija de mujeres para destruirle; pero no permanecerá, ni tendrá éxito. 18Volverá después su rostro a las costas, y tomará muchas; mas un príncipe hará cesar su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio. 19Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; mas tropezará y caerá, y no será hallado.

20Y se levantará en su lugar uno que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino; pero en pocos días será quebrantado, aunque no en ira, ni en batalla. 21Y le sucederá en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos.